viernes, 15 de mayo de 2020

Funa a Silvio Rodríguez

Yo sé que este espacio no es para esto pero en verdad, no sabía cómo escribirlo, ni siquiera sabía si debía hacerlo, ya que no todos lo entenderán o me creerán, pero es muy difícil describir lo que he pasado, no últimamente, sino a lo largo de los años de mi vida.

Quiero contextualizar que él es mayor que yo por varios años y tenemos una relación de más de 25 años. A través de su labia, sus argumentos, metáforas y –su palabra favorita- blasfemias, me ha envuelto en un mundo de presiones y desconciertos que me han llevado a dimensiones desconocidas que no puedo relatar en profundidad. Su manipulación a través del parafraseo verbal y sus incógnitas conversaciones que poco puedo entender, humillándome al punto de buscar su significado, sintiéndome cada vez más ignorante, una violencia que hoy no estoy permitido a aceptar ni acatar por ningún personaje que se crea superior.

Todo esto empezó en los años de mi infancia, donde lo conocí, lo hallaba astuto, distinto, anormal, poético y con una voz estable e inconfundible. Tenía una relación extraña, ya que era amigo de mi madre y de mi padre. Con el tiempo comencé a sospechar de esta rarísima relación, ya que mi madre empezó a conversar todas las mañanas las mismas cosas que después de unos años conversábamos él y yo. Mi padre comenzó a hablar como él. Pero cuando era el momento de entablar conversaciones entre ellos sobre su amigo especial Silvio, no existía rastro de discusión alguna.

Con su filosofía barata, su ideología de mierda y con las conversaciones que teníamos a diario comenzó a engatusarme y manipularme mental y emocionalmente, lo cual no lo vi venir  en ningún momento. Un día hablábamos acerca de los sueños que hemos tenido, él solamente me hablaba en metáforas acerca de serpientes que lo tragaban, y como yo no quería ser menos obviamente le di un significado a su sueño tan curioso, y a lo que él me contestó… que sólo era un sueño, no había interpretaciones, que no le diera más vuelta… que incluso soñaba con el sonido de la guitarra.

Aun así lo seguí, lo seguí por bastantes años, hasta el día de hoy en que tengo el valor de decir ¡basta!

Un día tuvimos una pelea, la verdad es que no recuerdo de qué, nos distanciamos por un tiempo, y solo hablamos para que él me dijera que ya no me esperaba más, que ya había echado abajo ayer sus puertas, sus ventanas bien despiertas, al viento, al aguacero y ya ni recuerdo que más. Cuando me dignaba a comprender que nuestra relación no daba para más, me comenta que esta conversación no tiene que ver conmigo, que era algo más grande.

¿Qué hago ahora contigo?, así me dijo, poniendo un sinfín de ejemplos y figuras retóricas acerca de que soy y no que soy para él, para comentarme al final que solo soy todo lo anteriormente mencionado, sin poder comprender nada, sin darme un claro ejemplo de lo que yo significo para él.

Él tenía alucinaciones y fascinaciones con viajar a La Habana, Cuba, lo cual a mí me causaba curiosidad de la melancolía que la describía, algo decía por ahí de una Catedral sumergida en un baño de telas, no sé, este episodio es muy confuso para mí. Aunque así me decía que no era una elegía, ni un romance ni un verso, que era una acción de gracia. Bah! Ya no podía más con él.

Lo que más me gustaba de este personaje eran sus historias, me comentaba acerca de la familia, la propiedad privada y el amor. Cómo podía englobar todos estos elementos en una sola frase, historia o conversación, no creo tener la respuesta, era tan manipulador. Me comentaba que le gustaba pintar, lo hacía mal pero le encantaba, lo refleja en las conversaciones que teníamos acerca de Chagall y sus óleos modernistas surrealistas –cómo no sentirme violentado ante tanta inteligencia-.

Cuando me interesé por él fue cuando comencé a investigarlo, me conversó de muchas cosas que tenían relación con dictaduras, política, guerra, muerte, miedos, viajes, y entre tanto y tanto concepto apareció el nombre de Emilia, la cual siempre me ocultó y nunca me dijo nada acerca de ella, me mintió en la cara, algo que no merecía, ya que siempre fui sincero con él, con mis sentimientos, su manipulación es algo que nunca podré perdonarle, aunque comparta mi dolor sin tener respuesta de lo que está bien y lo que está mal. Insisto, con esto no quiero hacer daño, solo contar mi experiencia personal con tal personaje petulante que hasta de aceitunas me hablaba y quedaba inserto en un mundo desconocido.

Yo sé que no dejó rastros en mi cuerpo, pero en mi alma y en mi corazón metafísico quedan cicatrices abiertas. Algo que me molestaba era que siempre trataba de victimizarse… maldito machito… una vez me dijo que sólo le quedaba buscarse de amante la respiración, no mirar a los mapas, seguir en mí mismo, no andar ciertas calles, olvidar que fue de él cierto libro. ¿Cómo no sentirme inseguro en esta relación? ¿Qué quiere decir? ¿Qué me quiso decir?

Antes creía que yo era el único imbécil que podía caer en este juego de la falsa modestia, de lo simple que se le hacía hablarme, decirme, contarme, exponerme y restregarme en la cara cada verso que salía de su boca directamente hacia mi alma rota.

El día que más dañó mi corazón y creo que afectó a más de una persona fue una vez que discutimos del comunismo versus el capitalismo, me dijo: “nadie sabe lo que es el comunismo” y ¿cómo no? si no podemos ni mirarnos a los ojos nosotros mismos y él ofuscado, enojado me respondió que ojalá se me acabe esa mirada constante, las palabras precisas y esa sonrisa perfecta, que ojalá pase algo que me borrará, una luz cegadora o algún disparo de algo que aún no logro descifrar, que inclusive me llevara la muerte, para no verme más, incluso remató con un ojalá no pueda tocarte ni en canciones… Obviamente utilizó su recurso peculiar del “no me refiero a eso” que siempre ocupaba, maldito bastardo.

“Yo me muero como viví”, qué significa eso, no entiendo, no te entiendo, nunca te entendí, habrá sido mi culpa por no ser de los tipos intelectuales, por ser solo un necio. Alguna vez, en la época de enamoramiento me dio una canción, a lo cual lo encontré hipócrita, error mío, lo sé, lo acepto, pero cómo no puedo tomarme una frase tan común y corriente después de haberme dado tantas vueltas para poder entenderlo, quererlo, sólo estar con él.

Bueno, sólo quería desahogarme acerca de este ser egoísta e incomprensible, pero para terminar esta funa el momento épico fue cuando me hizo una historia en mi cabeza acerca de un unicornio azul (por favor para!!), con una ternura, pena tristeza y con (oh!) melancolía, me di cuenta que no solo me había contado ese cuento para mí, sino que a un montón de personas más, que le daban otros significados, incluso no de amor como yo lo hice, no de pérdida como lo pensé. Con ello me di cuenta que él llevaba una relación con miles de personas más, yo pensando que me hablaba a mí, que me cantaba a mí, que tocaba para mí, que todo lo que yo hacia él lo podía materializar en una frase, y claro solo era un charlatán que conquistó miles de corazones, con sus metáforas baratas!

Quizás con diez años de menos hubiese podido aguantar tanto, y de verdad que no exagero si te cuento que le hablo a tu fantasma, que le solicito  agua y café, que en días graves incluso te he pedido masajes para mi espalda, imagínate que los peores no te los contaré  porque no lo vas a creer. Con esto pienso que me llueve sobre mojado y cuando te preguntaba si de verdad me necesitabas tú me respondías que para ello deberías partirte en dos. Ya me cansé de ti, no te quiero ver, no te quiero escuchar, ni de tus hazañas en Playa Girón, ni de tus alucinaciones de fusiles contra fusiles, ni de falsas leyendas de elegidos, ni tres hermanos, me cansé de tu mística y tus metáforas sin sentido

Para terminar lo único que me produce este personaje es rabia, miedo y traición, no sé cómo describir este sentimiento, es como una rabia simple de un hombre silvestre, una rabia bomba, una rabia de muerte, incluso una rabia hacia el imperio asesino de niños, una rabia que se me ha podrido el cariño, una rabia madre, ay dios tengo frío, lo juro la rabia es mío, eso mío, sólo mío, la rabia bebo pero no me mojo, esta rabia de miedo a perder el manojo, esta rabia hijo de zapato de tierra, una rabia de dámelo o te hago la guerra, una rabia que pienso que todo tiene su momento, pero esta rabia se lo lleva el viento, esta rabia de oro sobre la conciencia, esta rabia conchatumadre paciencia, paciencia. Contigo Silvio, la rabia es mi vocación.


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